miércoles, septiembre 27, 2006
CIUDAD SIN SUEÑO
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
Federico García Lorca
lunes, septiembre 25, 2006
lanzando miles de palabras al centro del abandono
con la piel del desierto vistiendo mis piernas.
Los cabellos son de arena y la boca
piedra herida por el viento.
No puedo abrir los ojos a la ventisca
y no os veo, no veo vuestras muertes sobre el carnaval
en el centro del ruido,
en el extremo de la cuerda que volaba
desde la escalera de caracol hace ya años.
hay un tiempo en que la muerte
rodea esta distancia y se aproxima
sobre el desierto y el viento
en el abandono
Marta Dacosta Alonso
HABER ESTADO.
Aún duele el cuerpo
como una nada de hélices interminables,
cada poro una estrella reventando en los ojos,
el firmamento quieto, ARDE.
Pero yo tengo sed, abandono tu pie
subiendo por mi pecho, tiro tu mano
al infinito, "renuncio a la luna".*
Tiro tus melodías cercando mis oídos,
la soledad
son estos músculos desmembrándose por crueles laberintos,
son los clarines del agua
llamándome a tierra.
La soledad son estos labios.
Yo amo este minuto de serpiente del olvido,
reniego, como lo haría un loco
condenado a tu larga cabellera.
Van a pasar siglos desmurallados, inermes,
y abandono este fuego, este hambre, esta audacia.
La soledad serán tus ojos
que ya no llevan tus pequeñas palabras:
-pero yo te amaré hasta la pura extinción de los mundos-.
Huir,
desesperadamente huir
sin más murallas que la noche,
sin guerras huir, sin banderas huir,
sin recoger del cuerpo sus espumas vencidas.
La soledad son estos dedos
que no pudieron darte forma.
Pilar García Puerta.
sábado, septiembre 23, 2006
Distancia Justa
"hay que responder a las preguntas utilizando las canciones de alguna de tus bandas o de tus cantantes favoritos. " Bueno, algunos no son grupos o cantantes que me entusiasmen especialmente, pero tengo tendencia a "engancharme" a algunas canciones por la letra, incluso aunque no me guste ni música ni interprete...En fin, pues eso
Las preguntas del meme son estas:
1. ¿Eres hombre o mujer?
Mujer
2. Descríbete
La chica triste que te hacía reír
3. ¿Qué sienten las personas cerca de ti?
Amigas
4. ¿Cómo te sientes?
Desolado
5. ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?
Falso amor
6. Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente.
Desire
7. ¿Dónde quisieras estar ahora?
Japón
8. ¿Cómo eres respecto al amor?
Te quiero a bocajarro
9. ¿Cómo es tu vida?
Distante instante
10. ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo?
La vida moderna
11. Ahora despídete.
Never can say goodbye
viernes, septiembre 22, 2006
ESTA NOSTALGIA
esta nostalgia con nombre y apellido,
este huracán encerrado tambaleando mis huesos,
lamentando su paso por mi sangre...
No puedo abandonar el tiempo y sus rincones,
el valle de mis días
está lleno de sombras innombrables,
voy a la soledad como alma en pena,
desacatada de todas las razones,
heroína de batallas perdidas,
de cántaros sin agua.
Me hundo en el cuerpo,
me desangro en las venas,
me bato contra el viento,
contra la piel que untada está a la mía.
Qué haré con mi castillo de fantasmas,
las estrellas fugaces que me cercan
mientras el sol deslumbra
y no puedo mirar más que su disco
-redondo y amarillo-
la estela de su oro lamiéndome las manos,
surcándome las noches,
desviviéndome,
haciéndome desastres...
Me entregaré a los huracanes
para pasar de lejos por esa luz ardiendo.
Estoy muriéndome de frío.
Gioconda Belli
lunes, septiembre 18, 2006
Plutón
"Me han degradado... se han reído de mi pérdida y burlado de mis méritos, han afrentado a mi condición, han desalentado a los estudiosos y azuzado a mis enemigos. ¿Y cuál es su motivo? Que soy un planeta enano. ¿Acaso no orbito en torno al Sol, y no tiene mi órbita afelio y perihelio? ¿No tengo satélites que me rodean? ¿Es que acaso no tengo suficiente masa para que mi propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático; es decir, es que acaso mi forma no es prácticamente redonda? ¿Si un cuerpo celeste pequeño entra en mi campo gravitatorio, acaso no lo atraigo? ¿No aparezco como ascendiente si miras en las tablas del Zodíaco? ¿Si me hacen daño, no me vengaré?"
(parafraseado de uno de los monólogos de Shylock en "El Mercader de Venecia")

lunes, septiembre 11, 2006
pero a él la sombra le siguió
más que la luz y oscurecía
de igual modo un suceso alegre
que el reposo entre dos abrazos.
Ese aire gris sobrevolaba
sus pensamientos día a día
y le acosó por los jardines
por los hoteles y sus camas
manteniéndole prisionero
del insomnio y la soledad.
Sólo el humo de un cigarrillo
o la ebriedad o la pasión
le apartaban ciertos momentos
de una suerte sin caridad.
Por eso ella le acompaña
cuando bebe y respira el humo
y le desviste y se desviste
para que habite entre su luz.
José Agustín Goytisolo
sábado, septiembre 09, 2006
Ella dijo una vez
Quitaros esa máscara,
la tristeza no es más que una careta,
puede durar tanto como tardes en quitártela tú mismo,
prueba.
Estás provocándote llanto artificial, hermano;
he dicho hermano y debí decir amante.
Nos cogemos las manos y no decimos que se siente nada.
Poco a poco se va mezclando nuestra sangre en los
encuentros.
Un buen día acabaremos por ser la misma cosa.
Libres somos.
Frecuentamos el dolor porque queremos,
como pudiéramos frecuentar el parque.
Hablamos de mutuas soledades,
hablamos de aventuras que tuvimos,
de que todo está lejos,
de que es difícil.
Y nunca hablamos de esto maravilloso que nos va
convirtiendo en ranas.
Quién dijo que la melancolía es elegante?
Quitaros esa máscara de tristeza,
siempre hay motivo para cantar,
para alabar al santísimo misterio,
no seamos cobardes,
corramos a decírselo a quien sea,
siempre hay alguien que amamos y nos ama.
Tenemos todo el azul del mundo, es cierto.
Lo creo.
Pero hay que creer en las manos blancas que nos lavan la frente. Hay que creer
Yo creo.
miércoles, septiembre 06, 2006
viernes, septiembre 01, 2006
LOS ÁNGELES MUERTOS

Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban,
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Más en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes.
Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.